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Los vigilantes de la costa

FAROS, PAISAJE Y PATRIMONIO EN LA COSTA BRAVA

Encaramados en lo alto de las colinas, asomados al mar y expuestos a la tramontana, los faros son los mejores miradores cuando paseamos por la costa gerundense.

La tecnología ha transformado por completo el funcionamiento de estas construcciones, pero no ha podido alterar el paisaje ni la idiosincrasia que las define desde hace años. Si hay un lugar ideal para comenzar nuestra ruta, es Tossa de Mar. Su faro alberga el Centro de Interpretación de los Faros del Mediterráneo, y visitarlo nos permite comprender la importancia de estas construcciones y los cambios que ha traído consigo el avance tecnológico.

Dejando atrás La Selva y entrando en el Baix Empordà, nos detenemos en el faro de Palamós, conocido como el de la Punta del Molí. Utilizado como zona de cuarentena en tiempos de peste por su aislamiento, la urbanización posterior acabó por absorberlo, y hoy es fácil llegar hasta él tanto a pie como en coche.

Ya en Llafranc, llegamos al faro con mayúsculas: el de Sant Sebastià. Con un alcance de casi 60 kilómetros (unas 32 millas náuticas), es uno de los faros más potentes del Estado. Situado en lo alto de un acantilado, forma parte del Conjunto Monumental de Sant Sebastià de la Guarda, con un hotel y un restaurante que completan la experiencia.

La última parada en el Baix Empordà es en L’Estartit. En la isla Meda Gran reposa, aislado y tranquilo, el faro de las Medes. En este caso, sin embargo, nunca ha vivido allí ningún farero, más allá de las gaviotas, que desde hace años disfrutan casi en exclusiva de este espacio protegido.

Ya en pleno golfo de Roses, el faro de la ciudad del mismo nombre se ha convertido en uno de los puntos de referencia no solo marítimos, sino también turísticos. Las vistas a la bahía son espectaculares. Es un punto tan estratégico que, incluso cuando no existía el faro, los habitantes de Roses encendían allí un fuego permanente para guiar a los marineros.

Avanzando hacia el norte, y muy cerca de Cadaqués, divisamos el faro de Cala Nans. Un faro con una intensa actividad que decayó cuando el puerto del pueblo perdió tráfico. En los años ochenta estuvo a punto de ser derribado, pero los vecinos se unieron para salvarlo, y lo consiguieron. Llegar hasta él hoy es un paseo agradable.

Si queréis hacer una buena excursión, desde Cadaqués podéis acercaros al faro del cabo de Creus, ya dentro del Parque Natural. Es el más oriental de la península, a tan solo 500 metros de la punta del cabo de Creus, y también el más internacional, ya que allí se rodaron películas como El faro del fin del mundo, con Kirk Douglas y Yul Brynner. Es una visita obligada por el paisaje, el aislamiento, las vistas y la historia.

Hay que tener presente, sin embargo, que este faro se encuentra dentro de una Reserva Natural Integral, de máxima protección, y que el acceso con vehículo está restringido durante buena parte del año. Antes de ir, se recomienda informarse sobre el servicio de lanzaderas y las condiciones de acceso en la web del Parque Natural del Cap de Creus:

https://parcsnaturals.gencat.cat/ca/xarxa-de-parcs/cap-creus/gaudeix-del-parc/com-accedir-hi/

Nuestra ruta termina unos kilómetros más al norte, en el Port de la Selva, donde encontramos el faro de s’Arenella (Cap de Bol). Hoy es una de las visitas más agradables de la zona, accesible caminando por el camino de ronda o directamente en coche.

Disfrutar de la costa con respeto: recomendaciones para el otoño y el invierno

Recorrer los faros es una forma magnífica de descubrir el litoral ampurdanés, especialmente cuando el calor del verano da paso a los cielos despejados y a los vientos del otoño. Pero esta época del año también exige un punto más de conciencia y respeto por el medio natural, sobre todo cuando nos movemos por espacios protegidos como el cabo de Creus o las islas Medas.

Planifica tu salida.

En otoño e invierno, el tiempo puede cambiar de forma repentina: la tramontana puede soplar con fuerza, la visibilidad reducirse y los caminos volverse resbaladizos. Antes de salir, consulta la previsión meteorológica, infórmate sobre las rutas señalizadas y evita improvisar nuevos caminos que puedan dañar el suelo o la vegetación. Lleva ropa adecuada, calzado antideslizante y asegúrate de disponer de luz natural suficiente para el regreso.

Respeta el entorno natural.

Durante estos meses es habitual ver a personas recogiendo elementos del bosque para decorar las casas o los belenes: musgo, piñas o ramas. Hay que recordar que la recolección de estos materiales está prohibida en muchos espacios naturales, ya que su extracción altera el equilibrio ecológico. El musgo, por ejemplo, ayuda a mantener la humedad y evita la erosión del suelo. Si quieres un belén sostenible, elige alternativas artificiales o naturales de origen controlado.

Actividades deportivas, sí, pero con conciencia.

La escalada, el trail o las excursiones invernales son actividades ideales para disfrutar del paisaje en silencio y sin masificaciones. Practícalas siempre dentro de las zonas autorizadas, respetando la fauna que hiberna o se encuentra en períodos delicados. Evita hacer ruido excesivo y deja el entorno tal como lo encontraste.

Convive con el medio y con sus habitantes.

Los espacios naturales son también lugares de trabajo para agricultores y ganaderos. Si encuentras rebaños, no te acerques y deja las vallas tal como las encontraste. Y si vas con perro, llévalo siempre atado para evitar que asuste a la fauna o al ganado.

Disfrutar del mar y de los caminos que unen los faros es un privilegio. Hacerlo con conciencia y respeto es la mejor forma de agradecer a la naturaleza todo lo que nos ofrece. Este otoño e invierno, dejemos que los faros nos guíen no solo por el camino, sino también hacia una nueva manera de relacionarnos con nuestro entorno: más atenta, más respetuosa y más equilibrada.

Más informacion: 

https://espaisnaturals.cat/es/

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