Cuando Carlota Calvet y Jorge Alcover se conocieron se aventuraron a hacer el largo Camino de Santiago. «Si supera este mes juntos», les advirtieron, «ya no habrá nada que le separe». Desde entonces, son pareja por ese otro sendero que es la vida y socios de un proyecto empresarial propio.
Ésta es la primera anécdota que me explicaron aquella mañana de primavera en la que nos citamos en su base campo, en la Última Parada, en Corçà. Sentados en el Chester, sonrientes y relajados, también recordaron los meses vividos en el sur de Inglaterra y la decisión de volver a Catalunya con el deseo de arraigar en el Empordà. Aquí dejaron atrás el mundo de las multinacionales y apostaron por un proyecto que les acercaba a un estilo de vida más saludable. Es Welcome Empordà, un servicio de búsqueda de propiedades personalizada en el que trabajan con la metodología y profesionalidad adquiridas a lo largo de los años y con un extra de motivación porque lo hacen juntos, se sienten útiles, crean vínculos sinceros y se convierten en embajadores de esta tierra prodigiosa.
Búsqueda en exclusiva
Welcome Empordà realiza todo el proceso con exclusividad «porque nos implicamos personalmente en todos los pasos, del primero al último, y establecemos una relación muy estrecha con nuestros clientes», comenta Jorge. Primero éstos responden a un extenso cuestionario que ayuda a aterrizar la investigación ya afinar la prospección. Hay que sumergirse en el mercado inmobiliario, pero especialmente ir arriba y abajo y preguntar a la mujer que se sienta en ese margen, al campesino que viene del huerto, al pescador de mirada azul. «La naturalidad y las raíces ampurdanesas de Jorge crean vínculos instantáneos con todos ellos», explica Carlota.
Hechas las primeras elecciones, Welcome Empordà organiza las jornadas de visitas. ¿Estresante? Nada. «Queremos pasar el máximo tiempo con ellos para conocer mejor sus gustos y necesidades», dice Carlota. «Ofrecemos una experiencia de compra personalizada y singular, si tenemos la oportunidad, salimos a calear con el llaüt para mostrarles la costa.», añade Jorge. Pasando el tiempo como los clientes también se familiarizan con el paisaje y las costumbres de la gente que pronto les acogerán.
El sexto sentido
«No sé cómo lo hace, pero Carlota tiene una facilidad increíble para enlazar propiedades y personas», dice Jorge. Ella lo mira y se ríe. Quizá sea por los años trabajados en product management, o por su formación en desarrollo personal, pero tiene este sexto sentido. «Es emocionante cuando presencias el momento en que los clientes encuentran su casa… Deberías ver las caras de felicidad.» Nos las imaginamos. E intuimos cómo se sienten ellos cuando cierran el círculo satisfactoriamente: contentos del trabajo realizado, agradecidos por ganar nuevos amigos y encantados de alargar la colaboración, si se lo piden, supervisando las obras y los proyectos de interiorismo que vendrán.
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