Con las maravillosas montañas del Canigó como telón de fondo, la madre Empúries a la vuelta de la esquina y el mar aquí mismo, L'Escala toma el timón y marca el rumbo del turismo respetuoso y sostenible.
Un Pequeño Príncipe de bronce contempla una de las bahías más bellas del mundo sentado en lo alto de un muro de piedra. A pocos metros, también lo hace su compañero el zorro. Incluso la rosa imaginada por el aviador y escritor Antoine de Saint-Exupéry, desde el pavimento en el que vive anclada, se estira hacia el mar. Estamos en el paseo de Riells de L'Escala, un pueblo tan orgulloso de tener las raíces en el mar que las ofrece siempre que puede a los viajeros que se acercan y hacen estancia.
De un tiempo a esta parte, este municipio trabaja junto a otros de la Bahía de Roses para promover el turismo sostenible y responsable, y lo hace bajo el paraguas del Decálogo de Turismo de Calidad y del Turista Responsable. El decálogo ofrece, pero también pide. Ofrece unos buenos equipamientos para hacer parada, una completa oferta cultural para brillar el patrimonio y un paisaje cuidado con el mar siempre en el horizonte. Pero el decálogo también pide, pide al visitante llegar con la bandera del respeto, realizar los desplazamientos lo más sostenibles posible; pide disfrutar de los espacios de las dunas, pinares y acantilados del Parque Natural de Les Planasses sin dañar flora y fauna, y pide aprovechar el comercio local para hacer las compras y aplicar la curiosidad para irse enriquecido con historias y anécdotas. ¿Sabías que el Mejor Xuixo del Mundo del 2022 lo elabora la pastelería Juhé, por ejemplo? ¿Y que el tercer domingo de septiembre se recuerda y homenajea a los orígenes pescadores y saladores del pueblo con la Fiesta de la Sal? Y que Caterina Albert, la escritora escondida tras el nombre Víctor Català para evitar el desprecio social, ¿era una ilustra escalenca? ¿Sabías que se puede asistir a la subasta del pescado en el Maram, el Centro de Interpretación del Pescado?
Este conjunto de recomendaciones, hasta 10, refuerzan una gestión municipal que persigue convertir a L'Escala en una población y un destino sostenible para disfrutar todo el año. Por eso se lucha por eliminar el plástico del día a día de sus habitantes con el proyecto “DESEMBOLSATE. La Escala sin plásticos”, y por eso se invita a caminar o pedalear añadiendo kilómetros a los circuitos peatonales y a los carriles bici. Se potencia la economía circular con campañas como L'Escala Viu en Blau, donde el pescado azul centra la atención gastronómica a la vez que se revaloriza la pesca de las artes menores. En el ámbito de la política medioambiental se ha delimitado con boyas la roca del Caracol para evitar la desaparición de algas protegidas, y se han instalado otras en Cala Montgó para preservar la posidonia, que es un potente indicador de la calidad del agua del mar. Los más pequeños, los adultos del futuro, también viven de cerca el respeto por el territorio y desde la escuela se les acerca al universo club náutico y se les ayuda a conocer los parques del municipio, como Les Planasses y Vilanera.
Pasión por la piedra seca y por el fondo marino
L'Escala forma parte del sello de Villas y Barrios marineros de la Agència Catalana de Turisme y ha sabido atraer iniciativas privadas que creen que la divulgación y la pedagogía son instrumentos muy poderosos. Lo sostiene el Centro de Estudios Escalencs, por ejemplo, que explica el origen y usos del arte de la piedra seca, que hace ya años la Unesco declaró Patrimonio Cultural. También lo defiende el equipo de profesionales que ha convertido en una auténtica aula de naturaleza un barco de 12 metros de eslora que durante los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 llevó arriba y abajo al jurado de las pruebas de vela. Es el Aton, hace noche en el puerto, y durante el día se mueve por la bahía desarrollando un ambicioso proyecto de ciencia ciudadana: se explican píldoras de biología marina y de arqueología subacuática. No tardarán mucho en llevar a cabo, también, actuaciones marinas que contribuyan a compensar la huella con la que los humanos castigamos al planeta.
Cuando tantos actores se desviven por hacernos llegar su pasión con un discurso llano y entusiasta es fácil dejarnos seducir, hacernos nuestras sus razones y sumarnos al placer de amar y cuidar la escena. "Es el tiempo que has perdido con la rosa, que la hace tan importante". ¿No es esto lo que el zorro dijo al Principito?