LE MAGAZINE

LE GUIDE

Proche de moi

[ le magazine ]

AJOUTER SUR L'ART ET LA CULTURE DE L'EMPORDÀ PAR SES PERSONNAGES

Playmodes

DIVINA LUZ
Par Gisela Chillida Photo Eloi Maduell

Playmodes es un estudio de investigación audiovisual que trabaja con tecnologías personalizadas y herramientas de código abierto donde la mezcla de creatividad, software y hardware da lugar a instalaciones inmersivas, mapping de proyección, iluminación de edificios, escenografía digital, instrumentos audiovisuales y diseño sonoro.

Me habéis comentado que estáis plenamente inmersos en un proyecto...

Santi Vilanova: Desde finales del pasado verano que no paramos, después de dos años parados por completo a causa de la pandemia. Ahora estamos plenamente ocupados en un proyecto de escultura cinética. Es un encargo para una marca asiática que presenta ahora el primer automóvil eléctrico de su gama de lujosos coches.

¿Cuándo podremos verlo?

SV: Lo presentamos el 20 de mayo en tres ciudades europeas simultáneamente: Zúrich, Múnich y Londres.

¿Cómo imaginar estas instalaciones? Me vienen a la cabeza las esculturas cinéticas del artista griego Takis o el célebre Marcel Duchamp y sus Rotoreliefs.

Eloi Maduell: Quizás también se puede llamar luz en movimiento.

¿Algún detalle más que nos pueda revelar indiscretamente?

EM: Es una cinética muy calmada. Hemos realizado dos paredes que enmarcan el coche con una serie de módulos que son unos perfiles LED con tres tiras –una hacia arriba, una hacia abajo y una frontal– que van girando poco a poco.

Ahora que ya nos ha desvelado este proyecto que os ocupa, queremos saber un poco más sobre Playmodes. ¿Cómo empieza todo esto?

EM: A principios de los 2000, Santi y yo nos encontramos dentro de la escena barcelonesa de música electrónica e imagen en directo, concretamente en la asociación cultural Telenoika. Empezamos a trabajar juntos en una instalación interactiva llamada Playmodes y que acabó dando el nombre al estudio. Más tarde se sumaron Eduard Frigola y Eduard Llorens.

¿Qué papel del auca juega cada uno actualmente?

EM: Yo soy ingeniero informático, pero ya al empezar la carrera tenía muy claro que me interesaba el lado más creativo de la disciplina. Eduard Frigola es ingeniero en sistemas audiovisuales, además de músico. Es el jefe de desarrollo de software, es decir, es quien programa.

SV: Tenemos también a Eduard Llorens, que de formación es aparejador. Se encarga de la implantación sobre plano de las instalaciones. También de los temas logísticos. Finalmente, estoy yo, que llego al mismo lugar que Eloi y Eduard Frigola pero desde una formación artística. Acabé estudiando diseño gráfico por la vertiente del graffiti. Paralelamente, entro en el mundo de la música por medio del hip-hop.

¿Cuál es su relación con el Empordà? Santi, por ejemplo, ¿cómo llegas desde un pequeño pueblo industrial de Valencia hasta la Pera?

SV: Eloi viene a vivir a Madremanya porque tiene una casa familiar. Yo llego a un punto en el que estoy muy harto de Barcelona. Como no tenemos necesidad de estar vinculados a la ciudad porque nuestro escenario es global, venimos al Empordà, que es bonito, donde el tiempo se expande y todo nos funciona mejor.

¿Algún rincón ampurdanés donde les guste perderse?

SV: Sant Cebrià de Lledó, una aldea en Cruïlles, en medio de las Gavarres, donde hay un restaurante que lleva una familia desde hace cientos de años. Perfecto para realizar una excursión.

Y volviendo a su trabajo, uno de los “materiales” con los que más trabaja es la luz, elemento divino ya la vez ubicuo en nuestra sociedad postmoderna. ¿Qué tiene para vosotros la luz?

EM: En los inicios, explorábamos la relación entre la música electrónica y la imagen electrónica en directo. Hemos ido saliendo de la pantalla gracias al mapeo, es decir, de la proyección sobre edificios o sobre objetos. Ha sido una transición relativamente natural. En alguno de los mappings, empezamos a complementar con alguna luz las partes del edificio donde no podíamos proyectar. Y a partir de ahí nos hemos ido encontrando cada vez más cómodos en este nuevo campo de exploración.

SV: Es una materia muy abstracta y al mismo tiempo muy expresiva. Tiene la capacidad de transformar la percepción de un espacio o estado anímico.

Habéis realizado mappings en edificios emblemáticos como el Palau Güell de Antoni Gaudí, la catedral de Manresa o el ábside de Boí Taüll. ¿Os inspira este diálogo con obras de arquitectura tan emblemáticas?

EM: No lo hemos buscado expresamente, son perlas que nos hemos ido cruzando por el camino. Al final es el contenedor, una prenda absolutamente básica. Lo que hacemos es reinterpretar los espacios, realzarlos para ayudar a verlos de forma diferente.

SV: Hace las cosas fáciles, en cierto modo. Ya no partimos de un lienzo en blanco sino de una geometría que ya nos viene dada. Al final lo que hacemos es unir los puntos.

Vosotros trabajáis con herramientas de código abierto, pero entre bailes de Tik Tok, discusiones egocéntricas en Twitter y #foodporn en Instagram, ¿dónde ha quedado la utopía tecnológica?

EM: Justamente hoy hablábamos de la visión más catastrófica de todo. La televisión en sí misma era un medio que podía utilizarse de una manera muy inteligente para ayudar a la humanidad, pero ha terminado en telebasura. Las redes sociales podrían cambiar el mundo, pero se acaba haciendo un uso muy superficial.

SV: Nosotros nos basamos en el código abierto para el desarrollo de software y hardware. Partimos de la idea de formar parte de una comunidad en la que intercambiar el conocimiento de forma libre. El potencial está ahí. La lástima es que se corrompe en el camino.

¿Algún proyecto, posible o imposible, que os gustaría hacer?

SV: Generar música a partir de los astros mientras los apuntamos con los láseres. Son investigaciones en desarrollo que todavía no han llegado a ninguna parte, pero que en su momento lo harán. También nos gustaría conseguir que lo que hacemos sea energéticamente autónomo. Seguimos en el Empordà porque nos resulta relevante esta relación con la naturaleza y con la ecología, con todos estos espacios vivos.