Todo comenzó como un pasatiempo. Mónica Bedmar había estudiado publicidad y diseño gráfico pero no fue hasta que una empresa se fijó en sus fotografías que decidió convertir lo que era una mera afición en un trabajo estable.
Fotógrafa autodidacta, actualmente compagina los trabajos personales de tipo artístico con campañas y editoriales comerciales. Con unas atmósferas bañadas por una luz cálida que abraza y reconforta, consigue captar momentos de intimidad llenos de extraña ternura.
Las fotografías de Bedmar explican microhistorias en que la presencia humana, el paisaje y los objetos cotidianos coinciden en un juego de exploración y autoexploración que deja abierta la puerta de la imaginación.
Ha vivido en Amsterdam, Barcelona, Galicia y, ahora, en el Empordà, donde ha encontrado él lugar perfecto para instalarse con su pequeña familia. Hoy, prefiere la fotografía analógica que le permite huir de la acumulación de imágenes y al mismo tiempo deja lugar a lo imprevisible. Revelar es para ella un momento mágico en el que no sabes lo que te vas a encontrar. En paralelo, prepara un libro sobre «casas con alma» donde los protagonistas son los mismos habitantes. Y, se dice pronto, pero tiene 17,5 mil seguidores en Instagram.
(Barcelona, 1986) Pontós
www.monicabedmar.com
IG @monicabedmar